México se enfrenta a una actividad económica mermada y a un sector energético debilitado, a causa de la crisis sanitaria
El pasado mes de marzo, en el sector de los hidrocarburos se desencadenó a nivel mundial una fuerte caída de los precios del petróleo, derivado del conflicto que surgió entre Rusia y Arabia Saudita; Moscú rechazó un recorte a la producción para estabilizar los precios, ante la baja demanda de China, que enfrentaba una crisis sanitaria desde principios de enero, por motivo del coronavirus.
El impacto en México por estos hechos, se reflejó en una caída significativa del precio de la Mezcla Mexicana de Exportación (MME) a partir el 6 de marzo, cuando cerró en 35.75 dólares por barril (dpb) según datos de Petróleos Mexicanos (Pemex). Desde entonces, el precio de la MME bajó de 27.40 a 16.06 dpb en el transcurso de dos semanas y finalmente, el 30 de marzo, cayó hasta 10.37 dpb.
Uno de los principales efectos de la fluctuación en los precios del barril mexicano, fue la baja en el importe de los combustibles; como la gasolina regular, premium y el diésel, aparte del gas natural.
A nivel nacional, el precio de las gasolinas se establece a través de diversos factores, como el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) y el Impuesto al Valor Agregado (IVA), entre otros; además del precio del barril de petróleo internacional y mexicano.
De acuerdo con la ingeniera Beatriz Marcelino Estrada, directora de Grupo Ciita, empresa especializada en energía e hidrocarburos. Los precios de la gasolina han disminuido en función de la situación del sector en el ámbito internacional.
Las estaciones de servicio de gasolina, así como expendios y plantas de gas licuado de petróleo (GLP) en México, se ven afectadas en cuanto al mercado, debido a que el precio de los combustibles debe establecerse en un parámetro fijado por las autoridades gubernamentales.
La ingeniera Beatriz informó que esa disposición significó una leve caída en las ventas de algunas marcas de gasolina, diferentes a la franquicia Pemex. Sin embargo, este hecho no ha afectado a la economía del país, tanto como la pandemia por el coronavirus (Covid-19).
La disminución de la demanda de combustibles a causa del coronavirus ha sido un golpe para la actividad económica en general, pues el sector energético en México es un importante impulsor de la economía del país. Según datos de Grupo Ciita, algunas estaciones de servicio han bajado sus ventas de forma significativa en todo el país: 50 por ciento en gasolina regular y 70 por ciento en premium, el gas LP ha disminuido 36 por ciento en materia de comercio (restaurantes, gimnasios, centros comerciales, entre otros) y 20 por ciento a nivel habitacional.
Por otra parte, esta disminución en la demanda afecta a los trabajadores (despachadores) de las estaciones de servicio, pues se registra que sus ingresos se redujeron hasta en 80 por ciento.
Con la declaración de la fase dos por la contingencia sanitaria, la última semana de marzo, la industria padece los efectos de la pandemia y de la guerra en los precios del petróleo. Beatriz Marcelino estima que, mientras el precio del barril no logre una estabilización, el sector gasolinero podría mantener esta crisis durante los próximos seis meses.
En materia fiscal, la regulación que implementó el Servicio de Administración Tributaria (SAT) en los controles volumétricos de gasolinas y gas LP generará una gran cantidad de ingresos, mediante la recaudación.
Por su parte, de acuerdo con algunas proyecciones de Grupo Ciita, el gas natural también tendrá modificaciones, especialmente a nivel industrial, pues uno de sus principales usos es la distribución por ductos en la zona del Bajío y en el norte del país. También con una disminución en las actividades del sector automotriz, la demanda del gas natural se verá afectada.
Beatriz Marcelino aseguró que los problemas por los que atraviesa el sector de los hidrocarburos actualmente, pueden derivar en una reflexión sobre la importancia que tienen en la economía del país. Es decir, de manera circular, la cadena de impactos que representa la falta de actividad de un sector sobre otro; tan sólo una semana después de que empezó a verse todo esto, ya estábamos dando estadísticas y datos drásticos, puntualizó.
Incluso con un panorama gris en la industria del petróleo, la opción de utilizar energías renovables, de manera masiva, continúa lejana. En cuestión de conciencia para el uso de paneles solares, Grupo Ciita trabaja en un proyecto que ofrece ahorrar, en un lapso de tres años, más del 40 por ciento en el costo de consumo de energía eléctrica; empero no resulta atractivo porque no hay suficientes resultados y experiencia en este ramo.
El presidente de la Asociación Mexicana de Proveedores de Servicio (Ampes), Andrés Gutiérrez Torres, aseguró que la baja en los precios de los combustibles sí implica una pérdida para algunos empresarios gasolineros, dado que el producto almacenado costó cierta cantidad y la variación de precios resulta en una merma de las utilidades. Sin embargo, una vez que el producto se recupera, la ganancia podría ser incluso mayor.
Además de los problemas de almacenamiento, a decir del maestro Andrés Gutiérrez, la variación en el tipo de cambio también podría afectar al empresario gasolinero. Esto, debido a que una gran parte de los insumos necesarios para una estación de servicio se venden a precio de dólares americanos. De la misma forma, los precios de las Terminales de Almacenamiento y Reparto (TAR) es otro factor que influye en la variación de precios en las estaciones de servicio.
Ante la situación que desencadenó la pandemia del coronavirus, Andrés Gutiérrez aseguró que la Ampes apoya a los proveedores de estaciones de servicio para que la cadena de valor no se vea tan afectada; de esta forma, los empresarios gasolineros pueden cumplir con la normatividad que marca la ley, lo cual les permite operar su estación de manera óptima y segura.
De frente a un problema de salud que mantiene al país en una situación económica frágil, el apoyo que brindan estas asociaciones resulta casi indispensable para mantener un flujo constante en compras de equipo, actualización de trámites y contrataciones de servicios de proveedores confiables, ya que esto refleja un ahorro.
La visión de los expertos acerca de los hechos que llevaron a México a esta situación, se resume en la necesidad de crear conciencia sobre los motivos que desencadenaron una crisis en el sector de los hidrocarburos: la caída del petróleo y la pandemia. Dos cosas a nivel mundial que repercuten en la actividad nacional.
El 12 de abril, los ministros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) concluyeron la cuarta reunión, en la que se alcanzaron los resultados sobre el acuerdo para estabilizar los precios del petróleo. Derivado de ello, se logró una reducción de 9.7 millones de barriles diarios, misma que entrará en vigor a partir del 1º de mayo, esto representa un 23 por ciento de la producción de cada país.
Dicho porcentaje significa una reducción de 400 mil barriles diarios para México, por lo cual, nuestro país se negó a aceptar las condiciones que fijó la OPEP+. No obstante, accedió a recortar 100 mil barriles de su producción con el apoyo de Estados Unidos, en virtud de que el gobierno vecino consintió la disminución de 250 mil barriles que le corresponden a México.
En esas reuniones que se llevaron a cabo, Arabia Saudita fue insistente para que México aprobara el recorte acordado por todos los países. Por lo tanto, es importante mantener la atención sobre las repercusiones que pudieran traer estas decisiones a México, como nación aliada de la OPEP+.
El acuerdo al que se llegó en la última reunión de la OPEP+ permitirá regular la oferta en el mercado de crudo, así como detener la caída en la demanda que provocó la pandemia por el coronavirus. De esta forma será posible recuperar los precios internacionales del petróleo, y detener la caída constante que sufrió la Mezcla Mexicana de Exportación durante un mes.
Con este hecho, y como se explicó antes, la recuperación en el importe de la MME implica un aumento en el costo de los combustibles. No así la certeza de que el consumo también crezca, pues México se enfrenta a una actividad económica mermada y a un sector energético debilitado, a causa de la crisis sanitaria que todavía no permite visualizar los estragos, principalmente económicos, que se avecinan en medio de la declarada fase dos y muy próxima la fase tres.